

Las empresas familiares son la base de nuestra economía, según el instituto de empresa familiar casi 9 de cada 10 empresas son familiares. En este post vamos a realizar en modo de ficción un ejemplo práctico de como se establece un protocolo y por las cuestiones que viene motivado.
Los nombres y situaciones son ficticios. Este planteamiento está basado en nuestra experiencia en la atención y servicio a la empresa familiar desde hace más de 20 años.
El tostadero de los Varela.
La fundación.
José Varela y María Varela son un matrimonio, la especialización de José en las labores de elaboración del café trabajando por cuenta ajena le llevan a emprender un pequeño negocio de tueste y distribución en el año 1985, para ello y con la ayuda de su esposa María adquieren una máquina de tostado con la que empiezan a dar servicio a cafeterías y restaurantes.
María por su parte, ha trabajado en la atención al cliente en suministros hosteleros, esto le ha llevado a tener un buen número de conocidos con los que poder contactar y ofrecer el producto que realizan en su pequeño tostadero.
El crecimiento.
La labor incansable del matrimonio, tanto en las labores de fabricación como en el trabajo comercial pronto da sus frutos, haciendo que este proyecto que giraba entorno a dos personas y una pequeña máquina de tostar, pronto necesite contratar a su primer empleado y aumentar tanto el parque de maquinaria como las instalaciones.
Por una parte, la maquinaria va amortizándose a la vez que debe ir renovándose por modelos más modernos rápidos y fiables, pero el apartado de las instalaciones los lleva a adquirir el local donde tenían el negocio en régimen de alquiler.
El paso de los años trae más empleados, más maquinaria y una zona de envasado automatizado que los lleva a mudarse a una nave industrial donde no solo tenga cabida el negocio actual, también pueda acomodarse los planes de futuro. Esta nave también quedará pequeña haciendo necesario adquirir una nueva.
En lo personal.
El matrimonio Varela tiene tres hijos, dos chicos y una chica.
Situación actual.
El matrimonio Varela ve que el fruto de su esfuerzo se ha convertido en un negocio que emplea a 30 personas, tienen un parque de maquinaria valorado en más de 3 millones de euros y patrimonialmente siguen conservando el primer local donde empezaron, pero también dos naves industriales, una de ellas donde realizan la actividad.
La familia no está dedicada a la empresa de la misma forma, el matrimonio y fundadores del negocio han delegado gran parte de sus responsabilidades en su hijo menor que además de formarse en ámbitos relacionados con la gestión de la empresa, desempeña con diligencia la dirección de la compañía, el hijo mayor con el tiempo se ha convertido en un buen tostador y dedica su tiempo a la producción y calidad, por otro lado, la hija decidió estudiar odontología, abriendo una clínica por cuenta propia.
Plantearse la sucesión
Este planteamiento (nada extraño) es un relevo generacional. Donde existen bienes empresariales, activos financieros e inmobiliarios y todos ellos se han de tratar de forma diferente.
Inmuebles y Activos financieros
El patrimonio inmobiliario familiar está externo a la actividad, pertenece al matrimonio y este puede ser tratado en un marco de igualdad entre los miembros descendientes. Es altamente aconsejable revisar si la transmisión de este patrimonio va a resultar un problema en el futuro debido a su tributación. Derivado de ello hay que estudiar:
- Calcular las reducciones en el impuesto bien por ser necesarios para la realización de una actividad económica y las exenciones debido a la cuantía (hasta 600.000€)
- Fórmulas en el medio plazo eviten penalizaciones a los herederos.
Lógicamente también cabe preguntarse si en la actualidad se está tributando correctamente por la posesión de estos bienes. Aquí le recomendamos ampliar información en nuestro post:
Sucesiones y donaciones, evite costes elevados >
El protocolo
Es excepcional la empresa familiar que llega a su tercera generación y esto en muchas ocasiones es debido a la falta de entendimiento y a la carencia de planificación.
Cada protocolo debe caracterizar muy bien la situación de la empresa y sus diferentes actores familiares, dejando de forma clara y escrita como documento de referencia cuestiones como: Visión del negocio, órganos de dirección y relaciones laborales de los miembros.
Uno de los errores que se suelen producir es dejar este tipo de cuestiones para “más adelante”. Ya que cuando antes se establezcan las reglas del juego, será más fácil evitar conflictos, le recomendamos ampliar información en nuestro post:
Empresa familiar, el protocolo: clave de su supervivencia>
El consejo de familia
Debido a que no todos los miembros de la familia dedican su tiempo al negocio. Es necesario establecer un punto de unión donde sean los miembros los que tengan la voz y se mantenga vivo el vínculo empresa-familia.
Este consejo se hace imprescindible. Cuando gracias al crecimiento de las empresas entra personal externo a la familia en las áreas de dirección de las compañías y esto haga que la parte operativa y la parte estratégica deban tener su foro perfectamente definido.
Este órgano de reciente aparición representa el espacio de debate familiar, le recomendamos ampliar información:
Gestión de empresas familiares, el consejo de familia 4 puntos clave >
Instrumentos de consenso
Tanto si es usted el fundador, como si es la siguiente generación. Le aconsejamos trabajar ya en las vías que garanticen el entendimiento tanto por el bien del negocio como por el buen entendimiento entre sus miembros familiares.
En Aquami estaremos encantados de estudiar su caso. >
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Interesados en armar un protocolo de empresa familiar